No resulta extraño recordar los mantelitos tejidos por la abuela en cualquier mesa de alguna casa de familia, pero esta vez el crochet se apodera de las prendas de ropa, dándole un aire bohemio a cualquier outfit.
El crochet es un tejido de gancho hecho con hilo o lana, con el que se elaboran distintos diseños con relieve y cualquier tipo de formas, desde flores hasta figuras geométricas. Usualmente es utilizado en manteles y caminos de mesa, pero a partir de la década de los 60 comenzó a aplicarse en la ropa.
La tendencia hippie utilizó estos tejidos artesanales para reforzar su imagen de relación y cercanía con la naturaleza, y del mismo modo crear atuendos bohemios y relajados, consonantes con las ideas del movimiento.
Lo ideal es utilizar el crochet en la parte superior del cuerpo, bien sea en blusas, chalecos, vestidos o bufandas. La gama de colores es muy variada, básicamente está permitido cualquier color, aunque usualmente el crochet suele presentarse en blanco, negro y colores tierra: desde el marfil hasta el marrón.
Mientras más abierto sea el punto, menos volumen tendrá la prenda, lo que facilita su utilización para todas aquellas mujeres que no son tan delgadas. Así mismo, el crochet es perfecto para vestidos fresco, playeros o de verano, combinados con sandalias planas. Ahora bien, para ocasiones semiformales también es una opción acertada si se busca darle un giro al atuendo y aportarle textura y riqueza en cuanto a las combinaciones textiles.
Si no se animan a utilizar toda una pieza a crochet, pueden optar por las prendas de otra tela con solo detalles en punto, es una interesante opción para las que prefieren la sencillez pero desean estar a la moda.
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