Las firmas siguen impulsando un nuevo tipo de publicidad cada vez más sensorial que de un simple anuncio. Dior es experta en campañas así, en llevar a un nivel más la promoción. Lo vuelven a demostrar con el corto de Marion Cotillard para Dior en el que aparece esa falsa ironía que tanto gusta a la publicidad vender.
El estrés, las ganas de desconexión de un mundo de falsas apariencias, un mundo artificial que al final son las propias marcas las que no venden rodeado de lujo pero del que sus propios protagonistas quieren escapar. Incluso del mundo de Dior.
Un doble rasero como el punk en manos del mercado, la rebeldía inexistente en las marcas o ideales similares. Al final la marca se añade un valor positivo falso. Nos sentimos involucrados con la historia de Marion Cotillard, hasta nos compadecemos por ella y ese falso caos. Ironía mayor cuando al final es ella la que “se revela” y son las fotografías que valen para su campaña de Dior Lady Rouge. Absurdo.
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